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MANU CHAO El circo de los inconformistas
Fuente: El Tubo 98. Mayo 1998 Maiatza. Paginas 16 - 17.
Kike Babas/kike Turrón.
Fotos: Belén de Santiago.
A Manu Chao no hay que presentarle. Quien más y quien menos conoce a Mano Negra, y otros tantos han sufrido el azote del último terremoto antes de la disgregación, o sea, Radio Bemba. Pasados unos años, Manu asoma la cabeza otra vez, él solito (bueno, casi) con mil mentiras que contar, con ganas de volver a montar la fiesta, con la cabeza petada de ilusiones. Señoras y señores: con todos ustedes, la caravana de los imposibles, el circo de los inconformistas, la gran feria de las mentiras ... Manu está preparado. ¿Y tú?

UN DISCO DE LEYÉNDA: CLANDESTINO

-Te ha quedado un CD intimista, humilde...

-Sí, sorprenderá a mucha gente al ser un disco con mi nombre, sin grupo. Quise que saliera así, personal. Lleva un rollo muy intimista, y eso lo escogí de un montón de material que tenía grabado de estos años: pura patxanga, tecno, canciones de colegas... En vez de mezclar, decidimos currar ambientes, juntar un rollo... Hace cuatro años que no grababa, y antes, cada tres años, sacaba uno. Ahora, con los aparatitos que tengo y la movilidad que existe, pretendo lanzar discos cada seis u ocho meses. Cosas distintas, me quiero guiar por ambientes. Para mí este es un disco de blues, no sé.

-¿Has hecho tú solo la selección del material?

-Me han ayudado. He estado muy liado y además no soy muy buen técnico... He traído los flashes de mis ideas, un material pequeño del que estoy orgulloso. Mucha gente, al escuchar eso en París, en un estudio bueno, decía: «Tío, ¿cómo has hecho este sonido?». Y yo: «pues hombre, había una guitarra española, aparté las cuerdas, metí un micro y p'alante». A menudo salen muy buenos sonidos con los sistemas más sencillos.

-En lo musical, ¿hay colaboraciones?

-En éste he hecho bastantes cosas: bajos, guitarras y muchas bases... No sé. Es la primera vez que firmo yo solo, así que decidí meter lo que quería. Hubo más colegueo en los vientos: estuvieron Angelo, mi hermano y amigos... en el "Welcome" está Paco, una voz grave. Fue él quien escribió la letra; es un colega marroquí que vive en Brasil.

-¿Cuál ha sido el planteamiento de trabajo?

-Ya empezó en «Casa Babylon». Ya se pasa de un estudio durante un mes a un laboratorio. Las cosas cambian y el material hecho así queda más fresco. Aunque a veces haya descontrol, es una cosa que aconsejo. Aunque sea alguien que empieza, que pase de dejarse la peseta en un estudio, que con muy poquito más, ahora tienes los aparatos suficientes para hacértelo tú. Los chavales que trabajan tecno lo han tenido muy bien, han aprendido a hacérselo con maquinitas sencillas y en un día se han podido hacer su disco. De ese disco se han hecho veinte y los han vendido para poder comprar algo más. Así es muy fácil. Estamos asistiendo a la muerte de los estudios, que yo llamo dinosaurios, y eso es un punto para las independientes. Para mí es un caso aparte, porque estoy en una multinacional, pero para los chavales... ¡Joder! con que uno de la banda aprenda a usar esos aparatitos ya está, se acabó eso de "jo, es que el técnico no ha entendido lo que queríamos hace". La dictadura del técnico terminó.

-Este disco es la tapadera de algo más grande.

-El disco me permite vender otra cosa, que es La Feria de las Mentiras. Tuve la suerte de viajar mucho con Mano Negra, y en muy diferentes puntos de la tierra me encontré con esa gente que dices: «jodé, que putada que éste de Venezuela no conozca a este colega de Madrid». Eso era un sueño para mí, y la base de esta feria es darnos el gusto de juntar a esas personas. Por ahora, en Europa está conseguido: todo es presupuesto y pagar billetes de avión a gente que no puede hacerlo.

-La Feria de las Mentiras es la prolongación de una leyenda, un escrito donde creas personajes y situaciones... ¿De dónde viene esto?

-Para darnos ánimos siempre escribíamos una historieta, algo que hiciste de hilo conductor. Eso permite tener ahí la imaginación. Yo lo pasé pipa escribiéndola. En estos años me ha gustado ir contando historias -ésta es la primera- por los bares, como cuando cada noche sales a tocar... Cada noche que la cuentas va engordando y transformándose. Al principio el cocodrilo era bueno para mi; sin embargo el Pinto, mi colega, estaba convencido de que el cocodrilo era un hijo de puta... Me rompió el esquema el cabrón, yo nunca lo vi así.

-¿Y esa afición a la escritura es nueva?

-La verdad es que el porrito ayuda mucho... me vuelo. Toda la leyenda esta nació en Galicia y allí, la verdad, hay mucho cuento, mucha imaginación. Es un pueblo que se va de la olla muy rápido, sueña mucho... Será la niebla.

-Has hecho lo del barco, lo del tren, ahora una feria... Todo a lo grande, pero controlando la causa.

-Lo del tren fue mes y medio de gira, pero un año de preparación... La Feria de las Mentiras va a centrarse en la celebración de la más grande de las mentiras, la llegada del 2000. Va a ser la empresa de marketing más fuerte de todos los tiempos, y si podemos estar ahí estaremos, llevando todo poquito a poquito. El primer encuentro será en Galicia, y ya está la peña ayudando. Estamos consiguiendo dinero, y si en vez de diez días son tres, pues muy bien... La gente curra y no hay dinero para presupuestarlo. Eso es empeño, tirar pa'lante.

LEYENDA (RESUMEN)

El disco "Clandestino" (chuwaka), como dice Manu, es el camino para entrar en la Feria de las Mentiras, una carpa itinerante creada a partir de una leyenda escrita por Manu Chao. Aquí tenéis un resumen de ella. Para conseguirla completa... búscate la vida.

Un buen día, un perro bastardo llamado Pepiño emigró a Venezuela. Huelga decir que era gallego y, como dicen allí, "de palleiro". Nació en Herbón, donde se producen los famosos pimientos. Pepiño llegó a Venezuela sin más equipaje que un bolsillo lleno de semillas de los famosos pimientos. Tenía la particularidad de desencadenar la risa de todos, por sus pintas ridículas. Una cocodrila llamada Machu-Pichu, por ser muda, no se reía de él. Pepiño se enamoró de ella. Se dedicarón a cultivar pimientos y tuvieron un hijo, al que llamaron Cancodrilo.

Recién nacido, al ver la cara de su padre, el Cancodrilo no pudo retener la risa, y al reirse se le escapaban lágrimas muy particulares: eran de oro. Con ese tesoro innato, el Cancodrilo se dedicó a los negocios, creó una nueva raza de pimientos y se hizo multimillonario. Era "El Rey del Pimiento", el amo del pueblo, el cacique, el explotador de los nativos.

El Cancodrilo era ensaciable y mucho se reía; cuanto más reía más oro producía y más la gente le temía. En esto se encontró con Súper Chango, dios rebelde y libertario, dios del trueno y de la parranda. Ambos se desafiaron a una cruenta y embrujada partida de futbolín. Nadie sabe quien ganó. Pero desde ese fatídico día, ambos cayeron en una infinita tristeza, en un terrible malvivir, y la risa desapareció. Pronto decidieron marcharse a recorrer el mundo en busca de la risa perdida, en un viaje del nunca acabar. En Veracruz subieron a un barco cargado de acordeones. Uno de esos acordeones es O Demo, el demonio. Cuando surcaban el mar de los Sarcasmos, el demonio robó la brújula. A rumbo perdido, sufrieron una terrible tempestad, y frente a la Ultima Ola, diosa de la Atlántida, el barco naufragó. Unicos sobrevivientes, Changó y el Cancodrilo amanecieron en el fin del mundo... ¡el cabo de Fisterra! Allí, en las rocas célticas, graníticas, el Cancodrilo descubre la cara exacta de Pepiño, su padre. Este reencuentro provoca de nuevo en él un río de lagrimas, pero ¡ay!. Ya no son de oro, sino de alquitrán...

El Cancodrilo decide quedarse en estas tierras para convertir la Costa de la Muerte en un paraíso de alegría. Para ello era preciso encontrar y derrotar al dios del mal y de la mentira, el pulpo Octopus, que sembraba calamidades y desolación por todo él. Se ensañaba especialmente con las vacas, devorándolas todas, una por una, en un salvaje genocidio.

El Cancodrilo conoce a Roxiña, una vaca que será el gran amor de su vida. Pero, signo de los tiempos, a la Roxiña se la llevan también al matadero de la Gran Feria de las Mentiras, donde vive el malvado Octopus. El pobre Cancodrilo queda solo y desesperado. Sus lágrimas de alquitrán ennegrecen las costas: los peces flotan panza arriba, caen desplomadas las gaviotas, la desolación se extiende por doquier en una gran catástrofe ecológica.

Para sacar de apuros a su amigo, y salvar al mundo de un terrible peligro, Changó necesitaba reflexionar. Se subió al Pico Sacro, cerca de Compostela, donde se encontró con un Trasno, que salía de la Grean Ciudad del centro de la tierra. El trasno le entregó un colmillo de cuarzo y le dio la solución: clavándolo treinta y ocho veces en el ojo de Octopus, mataría al malvado pulpo. Entonces, su amigo el Cancodrilo volvería a encontrarse con Roxiña y cesarían las desgracias. Antes de llegar a sus fines, Changó tendrá que superar tantas pruebas como tentáculos tiene el pulpo.

Después de una homérica batalla, todo terminará con la destrucción de la Feria de las Mentiras, antro de Octopus. El pueblo, Changó y el Cancodrilo se comerán al pulpo según la tradición culinaria gallega. Suenan gaitas, penderetas y alegría...
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